Dijo la niña:
Si hay cosa alguna que quiero es:

Quiero ver el mar.

¿Está ahí la brisa? ¿Vive allí la sal?
¿Y pasan de largo los barcos pesqueros
porque hay marea alta, y leyeron
en luces truncadas: m e j o r n o a t r a c a r?

¿Es cierto que existen sirenas?
¿Es cierto que existe allí un pez
Que puede cubrirse de arena
Y, siquiera un rato, ser el que no es?

¿Que altas son la olas, que el agua se espuma?
¿Que crece conforme se acerca a la luna?
¿Que la mar es buena y mala a la vez?
¿Que en la noche cerrada se esfuma
un navío fantasma que después ya nunca,
en tu larga vida, lo vuelves a ver?

¿Que en su arena vive el duro cangrejo
que a la tarde sale de una fea gruta
y pulido y serio y mirando lejos
corre hasta mojarse por cualquiera ruta?

Si quiero, dice él, ir a la montaña
Quiero conocer Bruselas mañana,
pues creo que el sueño de todo cangrejo
fue siempre viajar y viajar muy lejos…

Pero entanto tenga tan solo esta tarde
I’m homesick, baby
Eu sento saudade:
quiero ver el mar.